Ricardo La Volpe, Alfonso Cuarón y Rosario Robles han logrado sacar lo peor de nosotros. Y en apenas 10 días.
Así, como darnos harta vergüenza.
No se ni cómo salimos a la calle.
Rosario Robles, secretaria de Desarrollo Social, se aventó unas declaraciones, en las que les dicen a mujeres indígenas: basta de tener más hijos para conseguir más apoyo del gobierno.
Después salió con un “ustedes disculpen” y “las reglas no las puse yo, sino que ya existían”, pero ahí quedó el tono regañón, paternalista de la funcionaria. ¿Condicionas programas públicos a la planificación familiar? ¿Supones, aunque la información oficial diga lo contrario, que los indígenas tienen más hijos para ganarse unos pesos adicionales del gobierno? ¿Asumes que la política pública de combate a la pobreza es un fracaso?
Pero eso ni siquiera fue lo peor. Lo dicho por Rosario generó una avalancha de comentarios estilo: “Pues si tienen hijos como pollitos y sólo extienden la mano”. Venga el racismo.
La lógica es impecable: menos indígenas para un futuro mejor. ¿Ni siquiera un poquito de crítica a las políticas públicas? ¿O una mínima revisión a las causas (lo que no es sinónimo de idealizar a las comunidades indígenas)?
¿Y qué decir de Alfonso Cuarón?
Si vive en Londres, obviamente no debería opinar sobre México. Y si no es periodista o político, por qué se atreve a cuestionar al Presidente. O peor: ¿por qué el Presidente le contesta?
Olvidemos su simple derecho como ciudadano para hablar y opinar de un tema que, complejidades aparte, nos afecta a todos. Porque ni siquiera hay debate sobre las preguntas, sino básicamente sobre su derecho a preguntar. En el colmo de la locura hubo textos donde se cuestionaba: si es cineasta, por qué opina de un tema que ni conoce, eso que se lo deje a especialistas (suponiendo que los periodistas financieros sean “especialistas”).
La cereza del pastel es el caso La Volpe, donde simplemente hay estas opciones: o la mujer miente o ella en realidad lo provocó o peor, no es lo suficientemente bonita como para justificar la agresión.
Que Jorge Vergara lo hizo mal, no está a discusión. Creo que, si como él dice, La Volpe aceptó su culpa, debió pedirle que lo hiciera por escrito o al menos frente a terceros para tener testigos y respaldar la denuncia. Pero es mucho pedir. Por lo que se sabe hasta ahora, optó por la víctima.
Es decir, hasta Jorge Vergara optó por la víctima, lo que no han hecho muchos, que han preferido abiertamente ponerse del lado del presunto agresor o han olvidado la protección a la víctima (qué tal la difusión de la foto de la podóloga).
En resumen: 10 días duros, que han sacado machismo y racismo por igual y que nos vuelven a mostrar como lo poco democráticos que somos.
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(DANIEL MORENO / @dmorenochavez)