Una noche interminable

Medianoche en México. El descenso de un periodista a las tinieblas de su país de Alfredo Corchado, no es un libro más sobre el narcotráfico y la violencia en nuestro país. Es un libro que consigue –difícil tarea– introducir nuevos elementos a la discusión en torno a estos temas.

Es una crónica que se mueve a dos ritmos: por una parte es el testimonio personal de un periodista nacido en Durango –criado en Estados Unidos por dos inmigrantes mexicanos, actual corresponsal internacional para el Dallas Herald– que tras publicar en 2007 una nota sobre un supuesto “pacto por la paz” fraguado por algunos de los grandes capos mexicanos del momento para detener la carnicería en la que se había sumido el país, recibe por parte de sus informantes la noticia de que alguien ha pedido su cabeza.

La otra dimensión del libro tiene que ver con un repaso histórico de cómo se gestó y se arraigó el narcotráfico en nuestro territorio: desde los plantíos protegidos por el ejército que suministraban heroína y opio al ejército norteamericano en las guerras de Vietnam y Corea, hasta el surgimiento de los primeros capos en la zona cercana a Badiraguato, pasando por la división del territorio en protectorados de familias como los Arellano Félix o los Quintero, la aparición del Chapo, la irrupción de grupos brutales como La Línea o Los Zetas, la pérdida de control por parte de las autoridades con el declive del PRI y la descentralización del poder que esto supuso, y el posterior desastre de las administraciones panistas). Corchado ubica en tres episodios de la historia reciente de México los ejes para comprender el desastre actual: la entrada del TLC y la subsecuente liberalización salvaje de la economía, la alternancia del poder con el triunfo de Vicente Fox y la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón (sobre la cual un asesor de inteligencia de la época habría de decir “Cuando gritamos ‘¡A la carga!’, y nos lanzamos cuesta arriba, me di cuenta de que no íbamos a caballo sino en burro. No digamos armas: no traíamos ni silla. Y cuando volteamos para atrás, toda la caballería iba en distintas direcciones”).

Más allá de la muy buena manera en la que está escrita el libro, de la tensión que logra acumular (por momentos pareciera que estamos en presencia de un thriller policiaco), o de las muchas anécdotas que ayudan a pintar el terrorífico, pero pintoresco, panorama nacional, hay varios aspectos relevantes que rescatar en el libro que pueden ayudar a refrescar y profundizar el debate entorno al crimen organizado: los paupérrimos resultados de la “Guerra contra las drogas” iniciada por Richard Nixon en los Estados Unidos y cuya última encarnación es la atroz estrategia de Felipe Calderón (cientos de miles de muertos, miles de millones invertidos: cero resultados tangibles), la manera en la que la alternancia en el poder desnudó la existencia de instituciones ciudadanas funcionales y el apabullante grado de corrupción que hay en las instituciones policiacas de nuestro país, son sólo algunos de ellos.

(DIEGO RABASA / @drabasa)