Si las encuestas no mienten, la Ciudad de México tendrá una nueva cara política después del 7 de junio. De entrada, porque habrá terminado el cuasi monopolio del que ha gozado el PRD desde 1997.
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En primer lugar, por la emergencia de Morena, el partido de López Obrador que ayer en Reforma apareció empatado con el PRD con 24% de la intención de voto para la integración de la Asamblea Legislativa del DF.
Se trata de un porcentaje muy parecido al que tiene rumbo a la elección de los diputados federales del DF (24 vs 20). Nada mal para un partido nuevo que en su primera elección se estaría colocando, sin ninguna duda, como la segunda fuerza política de la capital del país.
Pero hay más. A la entrada de un nuevo partido fuerte se podrían sumar actores políticos con peso político nacional. Es el caso de Ricardo Monreal, candidato a Jefe delegacional en Cuauhtémoc; Xóchitl Gálvez, aspirante del PAN para Miguel Hidalgo, o incluso de Xiuh Tenorio, aspirante del PRI- Verde en la Delegación Benito Juárez.
Por supuesto falta saber qué pasará en las campañas, qué peso tendrán las estructuras partidistas y, sobre todo, qué decidirán los votantes, pero el hecho es que hay elementos para pensar que la Ciudad de México tendrá una política de otro nivel. Y eso es una buena noticia para quienes vivimos en la Ciudad de México.
Porque desde el 97 y hasta ahora, en la cancha política del DF sólo ha habido espacio para muy pocos jugadores: los jefes de Gobieno en turno, y el siempre influyente (y cuestionado) René Bejarano. Y de la oposición, salvo honrosas excepciones, hemos sabido muy poco.
Por eso es alentador pensar que durante los próximos tres años podremos ver una auténtica disputa por el poder y no sólo un reparto de cuotas dentro del PRD.
Falta la palabra de los electores, pero podríamos empezar a ver a personajes con peso propio, con acceso a medios, con equipos profesionales detrás, que finalmente puedan hacer sombra a quien gobierna la ciudad. Y la competencia, ya lo sabemos, puede ser el motor que empuje cambios importantes en la vida de la Ciudad.
Quizá me equivoque, pero creo que estamos por ver una nueva etapa en la vida de la Ciudad, con otra calidad de debate, con una disputa real por los reflectores, rumbo a lo que será la batalla por el 2018. Ojalá así sea.
(Mario Campos)