A pesar de que la corrupción es ampliamente considerada como el principal problema de este país (que tiene un amplísimo repertorio para elegir), los escándalos vinculados con distintas áreas del gobierno siguen acumulándose. La falta de respuesta por parte de las autoridades al respecto muestra que, o bien no se han percatado de la gravedad del asunto (hipótesis poco plausible ya que el tema le ha dado la vuelta al mundo a través de algunos de los diarios más importantes que existen) o, de manera más probable, el control que ejercen en México los grupos políticos, los potentados económicos y los grandes medios es tal, que simple y llanamente no les importa.
Entre los muchos escándalos recientes (partidas discresionales asignadas por y para los legisladores, nombramientos en puestos clave como la Suprema Corte, las primeras rondas de inversión asociadas a la Reforma Energética, la asignación de contratos para la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, etcétera) hay uno que destaca por su vulgaridad y cinismo: la autorización por parte de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales para la construcción de un complejo turístico en Punta Nizuc, Quintana Roo (al sur de Cancún). El proyecto de 530 cuartos que contempla la construcción de una planta desalinizadora para proveer agua potable (con lo consecuentes residuos tóxicos como la salmuera que contaminan mantos acuíferos) atenta de manera grave contra una zona de manglares, ecosistema clave para detener los efectos del cambio climático.
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Una nota publicada por el periódico Reforma (Diana Baptista y Pedro Diego Tzuc, 24 de diciembre de 2015) explica que “Según el ‘Estudio de vulnerabilidad y programa de adaptación ante la viabilidad climática y el cambio climático’ de la Secretaría de Turismo, Punta Nizuc es catalogada como altamente vulnerable al cambio climático y al impacto generado por los desarrollos turísticos”. Al respecto, Alejandra Serrano, coordinadora de la oficina sureste del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, dijo que este: “Es un proyecto que ya había sido rechazado en esta administración por el impacto que genera en dos áreas naturales protegidas: las áreas de Nichupte y Cancún Punta Nizuc. En la manifestación no se justifica cómo van a impedir el impacto en el sitio, y persisten las razones por las que fue rechazada la primera vez”.
No hay que olvidar que el titular de la Semarnat proviene nada menos y nada más que del Partido Verde Ecologista de México, cuyos obscenos procedimientos ya no pueden sorprender a nadie. En el colmo de la desfachatez, el Secretario Rafael Pacchiano, aprobó el proyecto unos minutos antes de irse de vacaciones, apenas unas semanas después de haber participado en la histórica cumbre parisina (COP21) en la que casi 200 países firmaron un acuerdo histórico para combatir el cambio climático a nivel mundial.
El aval del titular de la Semarnat, Rafael Pacchiano, es en sí mismo una afrenta intolerable. No obstante, aún se puede evitar en tribunales que el ecocidio y el grave riesgo que conlleva para la vida humana sea materializado.