Ahí viene el Mundial. Digo, por si no se habían enterado.
Brasil, equipos, pelotas (de futbol), promos, spots, programas especiales. Que si pide su pizza, se la damos brasileña (que debe ser algo así como las enchiladas suizas, versión caipirinha). Que si necesita un sofá, se lo damos brasileño (que debe ser algo así como una versión kitsch de una oferta tipo IKEA). Cómprele a su novia una tanga de Ipanema (lo que sea que esto signifique y como sea que ella se vea). Pásele a escuchar un rato más esta sambinha, para soltar el cuerpo (sí, esa que le ponen en todas las bodas, justo antes de la sopa de caracol). A regodearse, pues, con las imágenes asumidas, que para cuando se dejan venir las “justas deportivas del verano” (o del invierno)… ya nadie hace ni el mínimo esfuerzo por wikipediar más allá del estereotipo.
Pero bueno. Hasta aquí todo se maneja en el fervor mediático-cursi-melo-suspirón de los tiempos que corren.
Ahora bien, lo que sí enchila son esos comerciales que apelan a la pobre “viuda del futbol”. Mujer abnegada que mira cómo su marido y sus cuatotes se reúnen para ver el futbol (sí, el JUE-GO-DEL-HOM-BRE). Ella, pobre, quisiera hacer otra cosa. Pero a la mera hora debe cocinarles, sonreír, o –ya en su versión liberada– largotorronearse de compras mientras ellos beben y gritan (como changos patrocinados, o algo así). En el Periférico de esta chilanga ciudad mía me he topado hasta con un anuncio en que se ve a una mujer de inocente gesto mordelón, balbucear un “planeé una boda para cuando es la final”. ¡¡¡¡Duuuuhhh!!!! Si la final se juega en domingo, reinita. Y los que se casan en domingo son o unos despistados, o unos maravillosos extravagantes. Es decir: no califica, babe.
Imaginemos por un rato los siguientes escenarios:
* Mujeres reunidas para ver el futbol.
* Mujeres que saben mucho, muchísimo de futbol.
* Mujeres que no sólo ven futbol para adorar la pancita cuadriculada del Cristiano Ronaldo.
* Gays a los que les gusta el futbol (¡pecado!).
* Hombres a los que NO les gusta el fubtol (¡mega-pecado!).
* Mujeres que juegan futbol (¡sopas!).
* Mujeres que quieren ser cronistas de deportes sin estar buenotas (¡¡Dioooooos, ya para!!).
* Mujeres buenotas que además saben de futbol (¡¡¡¡Diooooooos, estate!!!!).
* Las pamboleras en plena quiniela.
* La liga rosa en desbordante efervescencia.
En fin, imaginemos tantos escenarios como esta pluricultural sociedad nuestra nos pone sobre la mesa. La que sea.
¿Ah, verdatttttt?
Por si no se habían enterado
(GABRIELA WARKENTIN / @warkentin)