Expresidentes Luis Echeverría, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón:
Dirijo esta carta a ustedes sin otro ánimo que comprender las razones que les impiden renunciar a las pensiones vitalicias que reciben cada mes y que representan uno de los mayores símbolos de desigualdad e injusticia en México.
Antes que nada quisiera preguntarles cómo es que ustedes, que protestaron guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes y desempeñar leal y patrióticamente el cargo, no han renunciado a estas pensiones que representan justamente lo opuesto.
¿Saben, señores expresidentes, que no existe ningún fundamento legal que nos obligue a los ciudadanos a pagarles una pensión cada mes de manera religiosa?
¿Están al tanto de que estas pensiones son producto de acuerdos sin sustento legal que datan de los gobiernos de Luis Echeverría y Miguel de la Madrid, que no fueron firmados por ninguno de esos dos presidentes, ni se convirtieron en decretos o fueron publicados en el Diario Oficial de la Federación para que cobraran validez?
Señores Fox y Calderón: ¿No se mueren de vergüenza por el hecho de beneficiarse de este tipo de prebendas surgidas del viejo sistema priísta de reglas no escritas al que ustedes –particularmente usted y su familia, señor Calderón– combatieron desde la oposición, cuando la oposición no era una broma infinita en este país?
¿Están conscientes, expresidentes Fox y Calderón, que estas pensiones no solo son una herencia nefasta del régimen de intereses y complicidades, sino un horrendo botón de muestra de la opacidad que tanto daño ha causado a México?
Un primer efecto de esta suma de reglas no escritas y opacidad es que los ciudadanos de este país, alrededor de 120 millones de personas con derechos y obligaciones, no podamos hacer valer nuestro derecho a conocer a cuánto ascienden sus pensiones y gastos adicionales, por el hecho indiscutible de que no están representadas en la Constitución y no hay ninguna autoridad con el poder de ordenar que esta información sea hecha pública, porque legalmente no existe.
Los ciudadanos sabemos que solo en efectivo –cash diría el doctor Ernesto Zedillo– la pensión vitalicia de ustedes asciende a 205 mil pesos. Como deben saber, Ernesto Villanueva académico e investigador de la UNAM, documentó que un primer acuerdo jamás firmado por el presidente Echeverría en noviembre de 1976, asignó a cada uno de ustedes 78 guardias de la Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea, y otro acuerdo de marzo de 1987 creó la pensión vitalicia como un salario equivalente al de un secretario de Estado, más seguros de vida y gastos médicos mayores, traslado de la pensión a la viuda y los hijos, así como 25 empleados de la federación como personal de ayudantía.
¿Tienen una idea, expresidentes, de cuánto le han costado al país estos años que han cobrado sin trabajar?
Solo tomando en cuenta la pensión de 205 mil pesos:
Echeverría: 83 millones 640 mil pesos en 34 años.
Salinas: 54 millones 120 mil pesos en 22 años.
Fox: 24 millones 600 mil pesos en 10 años.
Todo eso sin contar que el monto de cada pensión aumenta de manera descomunal con el pago de bonos, aguinaldos, compensaciones y salarios de escoltas y personal de ayudantía, más otros gastos: teléfonos celulares para ustedes y sus familias, vehículos y su mantenimiento, así como predial, agua, luz y jardinería que no cuestan un peso a ustedes.
No crean, señores expresidentes, que soy injusto y olvidé sacar la cuenta del último presidente. ¿Cuánto nos ha costado a los ciudadanos la pensión de Felipe Calderón? Alrededor de 240 millones de pesos en cuatro años. Más o menos 5 millones cada mes.
¿Por qué? Antes de salir de Los Pinos, el expresidente Calderón aumentó el número de guardias a su servicio, de 78 a 425 elementos, y lo extendió a sus padres, suegros, hermanos, cuñados, tíos y sobrinos. Muy metido en sus valores panistas, usted, expresidente Calderón, convirtió esa pensión en una patria ordenada y generosa. La patria de la familia Calderón.
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Si convertimos en datos útiles lo que nos cuesta mantenerlos, esto resultaría:
La pensión mensual de cada uno de ustedes (205 mil pesos) alcanzaría para pagar durante todo un año el salario mínimo de 8 mexicanos que ganan 70 pesos por día (25 mil 500 pesos al año) con los que deben sostener a sus familias.
Los alrededor de 240 millones de pesos en pensiones y seguridad de Calderón serían suficientes para construir tres unidades médicas completas como las que inauguró en enero el presidente Peña en el Estado de México.
Me despido con unas preguntas que creo pertinente que respondan no a mí, sino a los habitantes de este país que cada mes cargamos con sus gastos.
¿Creen que son justas estas pensiones millonarias por un servicio prestado por seis años, cuando el resto de los mexicanos debemos trabajar hasta los 65 años antes de retirarnos?
Expresidente Echeverría: ¿Está convencido de que prestó un servicio a la nación que justifique la pensión que recibe? ¿No deberían formar parte de esa valoración los estudiantes asesinados en su gobierno y las devaluaciones que dejaron en la miseria a nuestros abuelos y padres?
Ex presidente Salinas: ¿Recuerda cuando le dijo a Jorge Ramos que en una de esas vivía de los libros que vende? ¿En verdad necesita el dinero de esta pensión para vivir? ¿Cuánto dinero le significan las conferencias que dicta?
Expresidente Zedillo: ¿Es verdad que renunció a su pensión vitalicia pero que mantiene otra del Banco de México que le representa 10 millones al año?
Expresidente Fox: ¿No es una incongruencia decir que necesita esta pensión para vivir, mientras vive en el feo rancho que convirtió en toda una finca feudal –donde empleaba incluso a niños– cuando fue presidente? ¿No le prestarían los hijos de Martita Sahagún una lanita de los millones que amasaron beneficiados por innúmeros negocios en su gobierno?
Expresidente Calderón: ¿Cree que es ético y justo que a usted y a su familia lo protejan 425 militares cuando en este país mueren 55 personas cada día, a consecuencia de la cruel y absurda guerra que desató contra los carteles del narcotráfico?
Por último, una pregunta para los cuatro:
¿Estarían dispuestos a hacer públicas sus declaraciones patrimonial y fiscal para que 120 millones de ciudadanos podamos confirmar que necesitan para vivir de sus pensiones vitalicias?