Siempre fui fan de aquellos programas de radio que escuchaba en mi (lejana) juventud, en los que ponían a pelear a dos grupos musicales y nos pedían votar por uno u otro. ¿Se acuerdan?
¿Estás con los Beatles o con los Rolling Stones? O, años después, ¿estás con Queen o con Kiss?
Yo era de esos que siempre votaba (por los Beatles y por Queen, si se lo preguntan) y me emocionaba que ganaran “los míos”, aunque eso en realidad sólo significara que iba a escuchar una canción de mis grupos favoritos y no que “ganara” algo más.
Creo que quedan pocas estaciones así. Radio Universal tiene un “face to face”, pero nunca he votado, debo confesarlo. Ni siquiera tengo su número telefónico. Si no, quizá lo haría.
Y todo este recuerdo se lo debo, aunque suene increíble, a la ley de telecomunicaciones.
Me explico (o trato de explicarme): para un sector de políticos y opinadores, de poco han valido marchas, tuits y protestas ciudadanas. El debate parece limitarse a un “y usted, ¿por quién vota? ¿Televisa o grupo Carso?”
Es decir, para ese sector, las protestas por el contenido de la ley que propuso el gobierno federal tienen poca o nula legitimidad. Desde esta perspectiva, unos apoyan a Televisa (o al “duopolio televisivo”) y otros apoyan al grupo Carso, de Carlos Slim. Peor aún, unos están financiados por las televisoras y otros, por el segundo hombre más rico del mundo.
Yo, en esta votación, anulo mi papeleta. Y estoy convencido que muchos más están en las mismas.
La aspiración es más simple: queremos una ley de telecomunicaciones que beneficie al consumidor, se ajuste a la Constitución, respete los derechos de las audiencias y les dé mecanismos para su defensa, le dé plena autonomía al órgano regulador (IFT), propicie la competencia, elimine la posibilidad de que el gobierno controle y regule los contenidos en los medios, fortalezca a la web como un espacio libre, impulse los medios públicos y comunitarios…
Y sobre todo controle a los poderes. A los dos. Así de sencillo.
La ley propuesta no logra ni lo uno ni lo otro.
No soy ingenuo. Tengo claro que ambos poderes (el duopolio y Carso) mueven sus fichas. Y también se que, del lado del activismo, quizá ha faltado insistir que no están ni con unos ni con otros.
Pero no olvidemos el centro del debate: más allá de las cartas que usen los dos poderes, estamos en medio quienes sólo queremos una buena ley, pensada en la gente. Y que nos negamos a “votar” por Televisa o por el grupo Carso.
Se que algunos creen que detrás de todo movimiento ciudadano hay siempre un complot. No. En muchos, en la mayoría sólo hay –siempre insistiré- ciudadanos ejerciendo su ciudadanía. Nomás.
*************************
SÍGUEME EN @dmorenochavez
(DANIEL MORENO / @dmorenochavez)