Ayer las redes sociales se prendieron con un spot del gobierno federal que, en un acto de honestidad, nos dijo lo que realmente piensa. En un diálogo entre dos carpinteros uno se queja de los spots de las reformas a lo que el otro contesta que “ya chole con tus quejas”
El mensaje no es un error sino la expresión más clara de lo que creen el Presidente y sus colaboradores. Prueba de ello es la respuesta de Enrique Peña al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos humanos, al que el Mandatario respondió que México enfrenta retos “co-mo to-das-las-na-cio-nes”.
Lo mismo ocurrió con la reciente visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, cuyos resultados también descalificó el gobierno por considerar exagerados.
Y así podríamos seguir con la respuesta a los reclamos por el nombramiento de Arturo Escobar en Gobernación o con la exigencia de que en la Suprema Corte el gobierno no proponga ni cuotas ni a sus cuates.
Desde la perspectiva del gobierno, los ciudadanos se quejan demasiado. Así lo dice también en otro spot en el que una mujer reprocha a su pareja que no vea nada bueno: “Ay, ¿otra vez con lo del gobierno?”, dice la mujer antes de contarle todo lo maravilloso que ha logrado esta administración en tres años. Así que además de quejoncitos, pesimistas e ingratos.
La discusión de estos mensajes vale la pena porque ayuda a desmontar esa mentira de que el gobierno no escucha o no entiende que no entiende. Los spots y discursos prueban que tiene medido el enojo pero que ya se cansó de tanto reclamo.
La apuesta del gobierno es que los ciudadanos acepten las bondades de las reformas, que abracen el optimismo y que se dejen de quejar.
¿Le alcanzará esa postura al gobierno para acabar con tranquilidad el sexenio? Tal vez, pero no vaya a ser que los molestos ciudadanos un día se decidan a transformar las quejas en protestas y le digan que ya chole con su forma de gobernar.