84.2% de los accidentes cerebrovasculares se pueden prevenir reduciendo la exposición a 18 factores de riesgo, como beber en exceso, fumar o no dormir lo suficiente
El Día Mundial del Cerebro fue propuesto en 2014 por la Federación Mundial de Neurología (WFN, por sus siglas en inglés) para que cada 22 de julio se promueva la concienciación y la educación sobre los trastornos neurológicos que afectan a personas de todo el mundo. Este 2024 está dedicado a la prevención para procurar una buena salud física y mental.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en todo el mundo hay en promedio sólo 3.1 neurólogos por cada cien mil personas. En México, aunque cada año más de 94 mil personas reciben atención médica de especialidad en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía en la CDMX, el resto del país no cuenta con centros especializados como ese.
El Consejo Mexicano de Neurología (CMN) tiene registrados a cerca de 1,149 neurólogos en activo (incluidos neuropediatras); es decir, cada neurólogo tendría que atender a más de 113 mil personas cada año para supervisar su estado de salud, pues se calcula que ya estamos cerca de los 130 millones de habitantes.
Si bien no existen curas definitivas para muchos trastornos neurológicos, comprender y abordar los factores de riesgo puede aliviar de forma significativa esta carga. Un estudio (publicado por The Lancet en marzo pasado) sobre la carga global de enfermedades de 2021 reveló que:
- 3.40 mil millones de personas sufrieron pérdida de salud del sistema nervioso, mientras 11.1 millones murieron a causa de una afección similar.
- 84.2% de los accidentes cerebrovasculares se pudieron haber prevenido de reducir la exposición a 18 factores de riesgo identificados.
Por ejemplo, controlar la exposición al plomo podría disminuir la carga de la discapacidad intelectual idiopática en un 63.1%. Aminorar la glucosa elevada en ayunas a concentraciones típicas podría bajar la frecuencia de la enfermedad de Alzheimer y otras demencias en un 14.6%.
El tabaquismo surgió como un factor de riesgo alto de accidente cerebrovascular, enfermedad de Alzheimer y esclerosis múltiple. Además, se reconoce cada vez más que factores psicosociales como la falta de sueño, el aumento del estrés y el aislamiento social contribuyen a las afecciones neurológicas.
¿Qué podemos hacer al respecto?
La prevención es una cuestión de políticas públicas pero también de nuestras decisiones personales. Estas acciones requieren tanto programas de salud pública como intervenciones adaptadas a cada individuo. Una pista “clave” para saber que “gozamos de buena salud”, por ejemplo, es mantener una presión arterial sistólica de 130 mmHg (milímetros de mercurio) o menos, a partir de los 40 años.
¿Y cómo lograr esto? Estas indicaciones son sólo una pauta de lo que podemos hacer para procurar una buena salud a nuestro cerebro pues, en la medida de lo posible, debes consultar a tu médico para contar con una supervisión más específica y profesional:
- Reducir el exceso de peso: la presión arterial aumenta cuando tenemos sobrepeso y también puede provocar una alteración respiratoria al dormir (apnea del sueño), que incrementa aún más la presión arterial.
- Hacer ejercicio con frecuencia: la actividad física regular puede reducir la presión arterial alta de forma significativa. Como meta general procura hacer al menos 30 minutos de actividad física moderada todos los días.
- Alimentación balanceada: una dieta abundante en frutas, verduras, vegetales y pescados, evitando el exceso de sal (sodio) y grasas.
- Evitar el alcohol y el tabaco: sobran estudios de que estas sustancias no sólo aumentan la presión, sino que deterioran la salud física y mental a niveles extremos. Si te es imposible dejar de beber, trata de reducir tu consumo a no más de dos copas por día. Para dejar de fumar, puedes contactar a la Clínica contra el tabaquismo (de la UNAM) y preguntar por su tratamiento gratuito en este correo: [email protected]
Otras actividades que mantendrán sano tu cerebro
- Mantenerse mentalmente activo: con juegos de memoria, rompecabezas y otros retos como crucigramas, sopas de letras y sudokus.
- Aprender un nuevo idioma: existen varias aplicaciones gratuitas que te pueden orientar en cómo escribir y pronunciar palabras e ideas completas en ese idioma que siempre has querido comprender.
- Llevar un diario: escribir a detalle sobre lo que ha sido relevante en tu día te ayudará, no sólo a ejercitar la memoria reciente, sino a practicar mejor tu lenguaje, el cual es una de las actividades más complejas que realiza el cerebro para generar conexiones neuronales.
- Leer: la lectura atenta te ayudará a desarrollar tu imaginación, además de aumentar tu vocabulario y de darte elementos para describir mejor tus ideas o pensamientos.
- Cuidar la salud emocional: aprender a gestionar el estrés, la ansiedad y la depresión (de preferencia con la ayuda de un especialista médico).
- Mantener la interacción social: fortalecer lazos con la familia, amistades o en el entorno laboral; participar en actividades recreativas como eventos sociales, deportivos o de ocio.
Todo esto contribuirá no sólo a asegurarte una mejor salud física y mental, sino a tener una mejor calidad de vida.