Este cambio en nuestro metabolismo nos indica que estamos teniendo problemas para procesar la glucosa y que, a largo plazo, podríamos desarrollar la temida enfermedad
Si se habla de la insulina, es probable que primero asociemos esta palabra con las inyecciones recetadas a pacientes diabéticos que con la propia hormona que secreta el páncreas, muy probablemente porque la diabetes se ha convertido en una de las enfermedades crónicas más comunes entre la población mexicana. Sin embargo, ponerle atención, incluso antes de que sospechemos de un problema de salud, puede evitar este padecimiento.
La insulina ayuda a que las células absorban la glucosa para transformarla en energía. Pero cuando llega una carga de glucosa (más de la que nuestro cuerpo normalmente puede procesar), el páncreas secreta más insulina para compensar, y al suceder esto de forma sostenida, poco a poco nos volvemos menos susceptibles a su efecto. Es en este punto donde podemos hablar de resistencia a la insulina.
“El problema es la cronicidad con la que hagamos esta resistencia a la insulina y el tiempo que la mantengamos”, explica el Dr. Carlos Rojas, especialista en medicina interna y endocrinología. “Una vez echado a andar este mecanismo, si no lo paramos, si no hacemos nada por cambiarlo, tal vez no llegará en un año, dos, tardará un poco de tiempo (depende del individuo), pero estamos en riesgo de que en algún momento podamos tener diabetes”.
Algo que le puede pasar a cualquiera
Al buscar los factores por los cuales desarrollamos diabetes, surgen respuestas como los antecedentes familiares, el grupo étnico o racial y el sobrepeso u obesidad. Pero más valdría revisar nuestro estilo de vida en general, tanto de lo que comemos como de la actividad física que hacemos y el por qué lo hacemos así, pues son los que intervienen en que tengamos cargas altas de glucosa y, por tanto, se genere resistencia a la insulina. Incluso intervienen el estrés y los periodos de sueño.
“Detrás de esas dos (la alimentación y el ejercicio), hay más. Lo que comemos depende mucho de cómo está nuestro estado de ánimo, de qué tiempo tengamos para comer, de qué tiempo tengamos para prepararnos nosotros los alimentos, del sitio donde estemos, de si viajamos o no viajamos, etcétera. Vienen diferentes aristas que no son tan simples, detrás de todo eso hay un sinfín de circunstancias que van a modificar y todo esto es a largo plazo”, señala el médico.
La resistencia a la insulina usualmente se presenta como asintomática, aunque, si hay signos, es probable que no les demos importancia. Uno de ellos es el aumento de peso, pero también está el cansancio, la fatiga muscular y a veces síntomas de hipoglucemia como la sensación de mareo, desmayo o sudoración luego de haber comido unas horas atrás.
Las mujeres son las que mayormente pueden descubrir este cambio en su metabolismo debido a que hacen más caso a señales como la caída de cabello, aparición de acné o la salida de vello extraño que corresponden al Síndrome de Ovario Poliquístico, mismo que provoca resistencia a la insulina.
El mejor aliado
Si bien no viene de un solo origen, lo mejor contra la resistencia a la insulina es aprender a comer. “El apoyo nutricional que idealmente debiéramos tener es la explicación y el entendimiento de cómo los alimentos afectan a nuestro organismo. Basado en un sistema así de aprendizaje, es mucho más fácil que cuando yo adquiera el conocimiento lo pueda aplicar, en comparación con seguir un plan alimenticio que me diga qué es lo que tengo que hacer. Sin el porqué del plan, es difícil que lo sigamos a largo plazo”, aclara el especialista.
En nuestros cambios alimenticios debemos incluir vegetales o verduras, ya que limitan la absorción del elemento último (la glucosa) y a su vez generan menos insulina (mientras menos haya, más habrá para el futuro). También no hay que olvidar la proteína, que ayuda a la saciedad, además de dejar o limitar nuestro consumo calórico basado en carbohidratos. No es que sean malos, puntualiza el doctor, pero más vale aplicar estrategias para su consumo como dejarlos al final de toda la comida (o al menos combinarlos con la proteína y la verdura) o preferir la fruta en su forma física y no líquida.
Acércate a un especialista
Para conocer si sufrimos de resistencia a la insulina lo mejor es acercarnos a un endocrinólogo, quien se encarga de revisar las glándulas endocrinas y las hormonas; por ello, estudia al páncreas y le da seguimiento a los cambios en la insulina.
“Se viene el 14 de noviembre, que es el Día Mundial de la Diabetes. Tal vez aquí no abundamos gran cosa en diabetes, pero eso me parece perfecto, porque si desde antes podemos hacer muchas modificaciones en cuanto a este mecanismo, vamos a evitar y a generar una inversión a largo plazo. Honestamente, hoy en día creo que es lo que más necesitamos”, concluye el Dr. Rojas (IG @endocrinorojas).