El Centro de Cultura Digital abre el diálogo en torno a la manera en la cuál se comparten los contenidos a través de la inteligencia artificial y cómo podemos relacionarnos de forma creativa y consciente
¿Cuáles son algunos de los dilemas que la inteligencia artificial pone sobre la mesa? ¿Cuál es la autoría de lo producido por la inteligencia artificial? ¿Cómo podemos relacionarnos críticamente? ¿Por qué provoca tanto debate todo lo relacionado con ella?
Hablar, pensar y cuestionar todo aquello que atraviesa la IA está permeado por muchos factores que van desde lo social, cultural, ético, económico y muchos otros más, lo cual deja claro que es un tema que debemos abordar. Fenwick Mckelvey, codirector del Instituto de la IA aplicada en la Universidad de Concordia, Canadá, reflexiona sobre una idea que tenía Jorge Luis Borges.
El escritor argentino imaginaba que el paraíso era una biblioteca; sin embargo, el académico canadiense se pregunta si lo que hace 70 u 80 años era representado por una biblioteca es ahora una inteligencia artificial: todo lo que antes encontrábamos a través de la literatura, hoy podemos encontrarlo en una plataforma de IA. Por ejemplo: si le pides a ChatGPT un resumen de tu libro favorito o que localice un poema que no recuerdas en aquella antología que prestaste y nunca te devolvieron, tendrás una respuesta en segundos.
Pensar en estas plataformas como bibliotecas parece quizás una obviedad. Pero Mckelvey puntualiza que ChatGPT y otros modelos de lenguaje transforman de manera inmediata las interfaces culturales, y entre esas transformaciones también hay que reflexionar sobre autoría y derechos de autor. ¿A quién pertenece todo aquello que es producido por la IA? ¿Cómo vamos a poder diferenciar lo que es producido por un humano y lo que es realizado por alguna de las tantas plataformas gestionadas por la inteligencia artificial? Ante este panorama, se ha vuelto imprescindible encontrar un lugar en el cual habiten diálogos y debates que pongan en mira diversas opiniones y entendimientos.
Para dialogar sobre temas referentes al futuro de la IA en relación con la cultura digital y la vida diaria, es necesario converger en un espacio en el que convivan saberes, conocimientos, colectividades y tecnologías, que vayan más allá de aquellas relacionadas con lo comúnmente asociado a lo digital.
ABRIENDO EL DIÁLOGO
En el CCD se han gestado distintos laboratorios de artistas que comprenden un uso consciente y creativo de las tecnologías. Por ejemplo, el laboratorio Digitalizar en Común, que cuestiona los modos en que las personas compartimos bienes culturales, contenidos y otras publicaciones dentro de los ecosistemas de la cultura digital, donde las charlas abordan cuestionamientos relacionados con los sesgos, fallas y limitaciones que todavía tienen las herramientas de IA. Debemos aproximarnos a las posibilidades preguntándonos y explorando posibles respuestas. Los laboratorios del CCD abren este proceso, cada día más importante.
Fotografía: cortesía Texto por Andrea Ramírez/Texto adaptado para Máspormás
