El gran desafío que enfrenta Eros en la actualidad para subsistir en el imaginario colectivo es relacionarse e integrarse con la que en algunos años será la inteligencia más poderosa del planeta: la IA
Por Jorge Gaviño*
Es muy difícil escribir de erotismo en la sociedad en que vivimos sin que se apodere de nosotros un sentimiento de autocensura.
Como humanidad se ha normalizado y asimilado como una práctica cotidiana que en las redes sociales de más fácil acceso haya videos de personas acribilladas, torturadas y vejadas.
El internet, así como abrió la puerta a nuevos conocimientos y formas de relacionarnos, también ha generado nuevas problemáticas como el ciberacoso o el grooming, que es cuando un adulto establece una relación con un niño para facilitar el contacto sexual en línea o fuera de línea.
Por otra parte, es increíble la cantidad de violencia que se consume de forma cotidiana.
En 2002, el gobierno español hizo un estudio en el que concluyó que “un niño español de 11 años ya ha visto en televisión más de ocho mil asesinatos, cifra que se eleva a los veinte mil cuando cumple la mayoría de edad”.
Si se mandara a hacer una actualización de dicho análisis, seguramente no habría una mejoría. Además, se tendría que hacer una investigación respecto al consumo de videojuegos violentos y su impacto en los menores de edad.
Habitamos en un mundo donde en algunos países es más fácil comprar un arma que una novela erótica. Se ha banalizado la violencia y se hace un escándalo cuando alguien habla de Eros o en su nombre.
La revista Litoral, en su número el cuerpo arte & literatura dice: “Eros mayormente, quiso sacudir su naturaleza mortal materializándose en la literatura y el arte”.
El gran desafío que enfrenta Eros en la actualidad para subsistir en el imaginario colectivo es relacionarse e integrarse con la que en algunos años será la inteligencia más poderosa del planeta: la IA.
La IA nos habrá superado en sensibilidad y hasta en humanidad cuando ella, que es capaz de hacer cálculos impensables en cuestión de milisegundos, llegue a generar la sensibilidad para sentir el goce del erotismo sin tener propiamente un cuerpo orgánico el cual reciba y actué en concordancia a ciertos estímulos.
No sólo será más inteligente que nosotros, también podría llegar a ser más sensible y erótica que nosotros.
Me pregunto: ¿Al proceder su conocimiento del nuestro replicará nuestros errores? ¿Cómo experimentará y vivirá el erotismo? Algunos escritores de ciencia ficción del siglo pasado llegaron a imaginar situaciones parecidas, pero ahora estamos a un paso de que la realidad supere la ficción.
Eros y el erotismo de la actualidad todavía son asuntos humanos, pero mañana muy seguramente ya no lo serán.
*Político y catedrático. Tiene maestría en Derecho Ambiental y doctorado en Ciencias Ambientales, ambos por la Universidad de Alicante, España