Cafemin: un oasis para mujeres migrantes

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Por: Redacción

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Desde hace más de una década, este espacio ofrece cuidado y apoyo a mujeres y familias migrantes que pasan por la CDMX

Por Raulí Monteros*

Después de haber salido de su país de origen, de recorrer cientos o miles de kilómetros por tierra o mar, mujeres migrantes se detienen frente a una puerta coronada con un escenario tropical pintado en un muro. Tocan la puerta y son recibidas con un “Esta es tu casa”, “Bienvenida”, “Que bueno que estás aquí”.

Casa de Acogida, Formación y Empoderamiento para Mujeres y Familias Migrantes y Refugiadas (Cafemin) es una asociación civil sin fines de lucro fundada y dirigida por la Congregación de las Hermanas Josefinas de la CDMX, la cual ofrece asilo, alimentación, orientación legal, educación, así como atención médica y psicológica.

Actualmente cuenta con una población de alrededor de 130 personas, la mayoría del género femenino, aunque igualmente admiten a infancias que las acompañan o en ocasiones a sus parejas. Su labor rebasa los confines del edificio, ya que también ayudan a las 342 personas migrantes que viven en un campamento cercano.

Vienen de África, Sudamérica, Centroamérica, Europa y Asia, marcando con su llegada momentos clave en la historia de las migraciones. “Primero recibimos a personas haitianas, luego ucranianas, afganas, venezolanas”, comenta Fátima Mazú Sifuentes, encargada del área de Gestiones, quien añade que la ayuda a otrxs se ha convertido para ella en una “misión de vida”.

Huyen para no perder la libertad, huyen de la violencia, de la pobreza. México casi nunca es el destino final, pero algo pasa en el camino. Por ejemplo, a Enelda Pacheco le cancelaron su cita para tramitar refugio en Estados Unidos cuando Donald Trump tomó la presidencia en enero. Este es el caso de muchas de sus hoy compañeras.

“Un país se construye con migrantes”

Enelda nació en Colombia, pero vivió casi toda su vida en Venezuela. Ahí tenía una tienda de ropa. Llegó hace cuatro meses a la CDMX. “Somos perseguidos políticos”, aclara la mujer de 66 años.

“Mi experiencia aquí ha sido buena, aunque conozco poco, me da un poco de temor, pero acá me siento bien, relajada, mis horas libres me la paso en la cocina”, expresa. Enelda sabe preparar guisos de más de un país, incluso europeos, ya que trabajó en una cocina francesa en Caracas.

“Los tiempos de Dios son perfectos. Él sabe para qué hace las cosas. En algún momento le va a tocar el corazón [al presidente Donald Trump] y así como está sacando [gente] va a necesitar, porque un país se construye con migrantes”, afirma.

Volver a empezar

El personal administrativo de Cafemin explica que buscan cubrir no sólo necesidades básicas, sino que las mujeres que reciben reescriban su vida a través del arte, talleres de autoestima, de derechos humanos y de la convivencia diaria.

La Hermana María Magdalena Silva Rentería, actual directora de Cafemin, explica para el canal de Youtube Igualdad de Género UNAM: “La discriminación por ser mujeres es fuerte, el caso más emblemático es el de niñas y adolescentes que llegan solas. Vienen al albergue con una violación sistémica de sus derechos, ellas sienten que no son nada. Trabajamos en su empoderamiento, en hacerles saber que ellas valen por ser ellas mismas, con o sin novio, con o sin esposo”.

La Hermana María de la Soledad Morales Ríos nos platica de una muchacha que cayó en depresión después de perder a su bebé recién nacido, pero que hoy logró cumplir sus anhelos: tener una pollería y volver a ser madre. “Para mí es un ejemplo de mujer resiliente. Muchas nos comunican que Cafemin fue una bendición. Estas historias son las que nos dan fuerza para seguir adelante”, cuenta.

Yudi Stephany, tecnóloga industrial originaria de Colombia, a quien también le cancelaron su cita en Estados Unidos, comparte: “A las personas migrantes sepan que todo pasa por algo. Dios siempre tiene un propósito para uno, si se cierra una puerta se abren 10 ventanas. Siempre se puede volver a empezar”.

El origen de Cafemin

La Hermana Sol nos cuenta que hace 13 años su congregación decidió revisar su origen, la misión por la cual se crearon. Reafirmaron que es “cuidar la vida”, encomienda que ya llevaban a cabo en colegios y hospitales. Sin embargo, algo les decía que debían hacer más. Ese algo resultó ser la ayuda a migrantes.

Fue cuando las Hermanas María Magdalena Silva Rentería, Miriam Bonilla, Celia Guadalupe Hernández Vázquez y Teresa de Jesús Orihuela Sarabia, después de revisar y reescribir en varias ocasiones el proyecto, abrieron Cafemin con la ayuda de laicxs formadxs en la espiritualidad josefina.

Los años desafiantes fueron entre 2019 y 2025, cuando más de 16 millones de migrantes pasaron por México mientras que en 2023 se registró el mayor número de entradas regulares en el país, con cerca de 44 millones, esto según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

En consecuencia, las instalaciones del albergue pasaron de hospedar a un centenar de personas, a cerca de 800. Corredores, salones y el comedor se convirtieron en dormitorios. Sin embargo, la comida no faltó gracias a las donaciones y participación de la sociedad.

Cafemin también alberga una escuela. Los grupos se separan por edades de 4 a 7 años, de 7 a 11 y adolescentes. Jazmín Silvia, psicóloga y maestra del lugar, expresa su preocupación porque el alumnado desarrolle habilidades sociales: “En clase aprenden a compartir, que todos somos seres humanos y que podemos ser amigos”, dice.

Donativos y voluntariado

Puedes donar artículos de limpieza, aseo personal, alimentos no perecederos, ropa interior nueva y material de mantenimiento en las instalaciones del albergue: calle Florencio Constantino 251 de la colonia Vallejo, en la alcaldía Gustavo A. Madero.

Para quienes piensan que lxs migrantes son una “amenaza”, la Hermana Sol invita a que permitan que les compartan su vida, su dolor, sus esperanzas: “Se darán cuenta que es algo propio de todo ser humano. Recuerden que todos somos hermanos y de alguna forma, todos somos migrantes”.

Conoce más detalles de qué y cómo donar comunicándote al teléfono 55 4823 7099. También al correo [email protected]. Y si quieres ser voluntarix, llama al 55 3826 4476 o escribe al correo [email protected].

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