Una tarde Antonio Anttolini, ex vocero del #Yosoy132, estaba en el sillón de su departamento cuando su roomie le comentó que el hermano de su jefe estaba buscando a alguien que le asistiera en su nuevo trabajo. Entonces se comunicó con el senador Zoe Robledo y desde ese momento ocupa el cargo de asesor.
“No necesariamente tengo la afiliación con el PRD; ahora”, me aclaró con énfasis, “sin duda, el lugar en el que estoy es propicio para mi porque ese partido es más a fin a lo que yo considero como una sociedad libre y justa”.
Ahora el muchacho de 23 años estudia dos carreras en el ITAM, conduce un programa de televisión, bloguea en un periódico nacional y asesora en el Senado. El discurso que dio su jefe durante la maratónica discusión de la Reforma Energética en diciembre lleva su sello.
Y a la pregunta de dónde se ve en 10 años, es decir cuando cumpla 33 hizo una pausa.
Después de unos segundos contestó que como titular de un escaño en el Senado.
Hijo de una ama de casa y de un entrenador de equitación se dio a conocer rápido en el movimiento estudiantil que se volvió la pesadilla de Enrique Peña Nieto durante la última etapa de la campaña presidencial de 2012.
“Tuve una habilidad para comunicar rápido y concreto; eso me permitió tener mucho más interlocución. Hacía una reflexión para poder trascender”, me comentó.
Esa construcción mediática, sin embargo, que se hizo de su personaje como líder jura que la vivió absorto del movimiento, es decir que no se dio cuenta de cómo ocurrió. “Nunca fui un tercero imparcial que me podía ver a mí mismo desde la distancia. Yo me la pasaba trabajando y se me iba lo que pasaba en mi inmediata esfera. Lo que yo experimenté fueron los rechazos rancios, difíciles que sucedían al interior de la asamblea desde una dinámica muy local”, dijo.
Anttolini explicó que el #Yosoy132 dejó una gran escuela de activistas comprometidos con derechos humanos de la que el se siente egresado. “Pero también hay una versión muy rancia y autoritaria que resultó típica de los movimientos sociales en México y en el mundo”.
Su mayor frustración dijo que es la desarticulación precisamente del movimiento estudiantil. “Falló porque no supimos organizarnos después del proceso electoral. Falló porque caímos en el mismo autoritarismo que criticábamos combatir en el exterior porque no le dimos voz y voto a las asambleas estatales y porque perdimos de vista los espacios territoriales para organizarnos como un contrapeso”.
Antonio Anttolini consideró que es normal que los movimientos sociales se difuminen como ocurrió con el #Yosoy132.
“Se difumina y después se concentra como física social en distintos polos que reúnan intereses compartidos. Eso ha sucedido pero es mucho menor. No hay una red que nos defienda de violaciones a los derechos humanos sobre todo afuera de la ciudad de México”, me explicó.
Dijo que él quiso provocar a sus compañeros sobre el destino del movimiento, pero que nadie pudo debatirle con argumentos sobre cómo hacer para no dejar a la fuerza estudiantil nada más atrapada en el tiempo como un recuerdo.
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(ALEJANDRO SÁNCHEZ / @alexsanchezmx)