En un episodio clásico de la no-tan-gustada serie “Proceso y retroceso en México”, érase que era un país con una enorme infraestructura ferrocarrilera, la cual unió territorialmente a una nación desperdigada, facilitó el crecimiento económico y el intercambio cultural. La historia de finales del siglo XIX y gran parte del XX estuvo determinada por este medio de transporte. ¿Pero qué pasó? Que “es México, güey, capta”, y mientras el resto del mundo le siguió (sigue y seguirá) metiendo lana a sus sistemas ferroviarios, aquí lo dejamos morir. Hace 20 años lo privatizaron y se suspendió el servicio a pasajeros.
Sin embargo, en el norte de la Ciudad de México hay un lugar que, desde 2006, conserva la memoria histórica del gremio ferrocarrilero:el Museo de los Ferrocarrileros de La Villa. Está en lo que fue la estación La Villa, una construcción de 1907 que conserva una fachada típica de la época. En esta nueva etapa, tremendamente nostálgica, muestra parte de aquel pasado que parecía avanzar hacia un destino prometedor con ayuda de la locomotora. Además de lo explícitamente ferrocarrilero, hay fotografías antiguas del barrio y de la ciudad cuando, en lugar de una mancha urbana agobiante e inabarcable, era como un pueblote.
En la parte de afuera hay rieles y un par de máquinas extremadamente fotogénicas e instagrameables para que te tomes la selfie del recuerdo. También murales creados por artistas urbanos emergentes, porque qué chiste llorarle al pasado si no nos divertimos en el presente. Y hablando de diversión, este espacio se utiliza varias veces al año para eventos relacionados con el pulque.
Y lo mejor del museo es su director, Salvador Zarco, un aguerrido exferrocarrilero que trabajó como mecánico electricista. Sus historias son verdaderamente invaluables, más si están acompañadas de un curado de frutas.
El Museo de los Ferrocarrileros está afuerita del Metro La Villa (Línea roja), en la esquina de Alberto Herrera, entre Hidalgo y Aquiles Serdán, en la colonia Aragón La Villa. Abre de martes a domingo, de 10 a 17 horas y la entrada es libre.
(Fotos: Cuartoscuro/ Wikipedia)