Contracultura pop | Y nadie dice nada

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Aunque suene exagerado, el país pareciera estarse cayendo a pedazos. Y sin embargo, el rock nacional —que en teoría debería tener una actitud rebelde, de inconformidad, contestataria, crítica— parece estar más preocupado en hacer canciones de amor ¿No es momento de decir algo?

“Abuso de autoridad” del Three Souls In My Mind (estimados mileñals, es el grupo que hizo famoso a Alejandro Lora) es una de las mejores canciones del rock nacional. Voy a citar un fragmento de su letra, en caso de que no estén familiarizados con ella:

Vivir en México es lo peor/

nuestro gobierno está muy mal/

y nadie puede protestar/

porque lo llevan a encerrar

Ya nadie quiere ni salir/

ni decir la verdad/

ya nadie quiere tener/

más líos con la autoridad

Muchos azules, en la ciudad/

a toda hora, queriendo agandallar/

no, ya no los quiero ver más

Y las tocadas de rock/

ya nos las quieren quitar/

ya solo va poder tocar/

el hijo de Díaz Ordaz

Hay, claro, ideas que ya caducaron. Por ejemplo, el bloqueo a la libertad de expresión ya no es monopolio del gobierno. En estos tiempos lo comparte con los grupos del crimen organizado que con plomo callan a periodistas. El rock ya no es perseguido por nadie, salvo por las marcas que utilizan los conciertos y a algunos artistas como conductos perfectos para alcanzar a jóvenes consumidores. Tanto Díaz Ordaz como su hijo son capítulos (¿cerrados?) de nuestro pasado reciente, pero sirven como metáfora de los privilegios que aún conservan unos cuantos. Es decir, es una canción envejecida pero que, desgraciadamente, todavía tiene relevancia.

Lo cual me lleva a preguntarme por qué el rock mexicano actúa con tanta indiferencia ante el deterioro social. No todos, por supuesto. Hay bandas como Panteón Rococó que no desperdician oportunidad para manifestar su descontento. El nuevo disco de Tacvba arranca con una pieza que señala de manera puntual el tema de los desaparecidos. Me refiero específicamente a aquellos que han alcanzado niveles importantes de popularidad en los últimos cinco años. Pareciera que solo hacen canciones que hablan de “Tú y yo”, de amor y desamor, de fuimos pero ya no somos pero podremos volver a ser. Pareciera que lo que sucede alrededor no es importante. Hace unos años le pregunté a Paco Huidobro, líder de Fobia, por qué sus canciones no abordaban los males de la nación de manera explícita en sus letras: “La música es el único espacio que tengo libre de la política y la pobreza y los problemas. Sería para mí horrible contaminar lo que hago con lo que odio de afuera. Ya bastantes broncas tengo con esas cosas para además plasmarlas”.

Me parece válido. Sin embargo, creo que en estos momentos no nos caerían mal una o dos bandas de rock aguerridas y, al mismo tiempo, populares. No tan conservadoras, no tan tímidas. Tampoco quisiera que hicieran canciones panfletarias, qué horror, pero que por lo menos mostraran cierto compromiso con el mundo que les rodea. No es mucho pedir.