Omar García.- Las tabaquerías o smoke shop se incrementan en la ciudad. Se trata de tiendas especializadas en la venta de artefactos y materiales que funcionan para el consumo de cualquier tipo de yerba. Entre ellas el propio tabaco y la marihuana.
En las bases de datos públicas de los ayuntamientos de Zapopan y Guadalajara se acumulan casi media centena de licencias para el giro de tabaquerías. De ellas, casi la mitad fueron emitidas en los últimos tres años.
“Hay un mercado cada vez más grande, porque empieza a haber más información y porque la gente también quiere calidad en su consumo”, dice Esther García, la dependiente de una tabaquería ubicada en la colonia Americana.
Una vieja costumbre
El consumo de yerbas es una tradición ancestral. Se tiene registro del consumo de tabaco desde hace 10 mil años en América. Fue con la llegada de los españoles cuando comenzaron a utilizarse sustancias ajenas a la yerba para crear otro tipo de efectos en su consumo.
De acuerdo con un estudio realizado por el Consejo técnico para dejar de fumar, realizado en 2008, el tabaco estaba íntimamente relacionado con la religión, la magia y la medicina. “Se convirtió en un elemento medular del chamanismo centro y sudamericano. Hasta la fecha se sigue utilizando en ciertos rituales y para curación”
Mientras que el consumo de marihuana está asociado a los rituales de curación, relajación y terapia. De acuerdo con Juan Pablo García Vallejo, autor del libro “La disipada historia de la marihuana en México”, el consumo de la cannabis no sólo era permitido sino promovido por las autoridades coloniales.
“Hernán Cortés mandó traer plantas europeas y asiáticas (entre ellas, cannabis indica), para levantar la economía de Nueva España. Corresponde al labrador Pedro Cuadrado el mérito de haber traído las primeras semillas y su método de cultivo. Los religiosos compartían el interés de Cortés, entre ellos, el obispo Fray Juan de Zumárraga, quien estableció en su rancho de Chalco, plantíos de marihuana al considerar que a los indígenas les hacía falta el cáñamo “para vivir bien”, y que con ello pagarían el diezmo a la iglesia y el tributo a los caciques. Eso no sucedió, pues a los indígenas nunca les interesó pagar limosnas a sus conquistadores militares y espirituales”.
Smoke shops por la legalización
Andrea Reyes es la encargada de Rabbit Smokers, una pequeña cadena de tabaquerías que decidieron “abrir un concepto donde te sientas agusto, donde no importe si eres joven o no tan joven. Y donde puedas comprar lo que sea necesario para tu consumo”.
Andrea no oculta que muchos de sus productos funcionan para el consumo de marihuana. Que hoy en día no es ilegal, pero que su consumo está restringido a los cinco gramos que marca la ley de salud. Por eso, cree que es necesario que se abra el debate en torno al aumento del gramaje y los autocultivos.
“La semana pasada una senadora fue a un evento en la Ciudad de México. Nos dijo que los avances los íbamos a ver muy pronto. Y la verdad sí es algo que nos interesa, porque los clientes nos preguntan muy seguido si ya podemos vender semillas o si ya se va a legalizar el consumo”.
La propuesta de Enrique Peña Nieto, enviada al Congreso de la Unión, establece un incremento en la cantidad de marihuana que un usuario puede transportar y consumir, sin que ninguna autoridad pueda molestar a los usuarios.
“Deberíamos de estar hablando de calidad de producto, no de reclusorios o de violencia. Podríamos estar generando una cadena productiva que no sólo beneficie a los empresarios”, señala la encargada de una tienda que tiene seis empleados.
No hay perfil, sólo estereotipos
Barack Obama, Michael Phelps, Carl Sagan, Stephen King y Richard Branson han confesado su gusto por el consumo de marihuana en alguna época de su vida. Sin embargo, los estereotipos alrededor del consumo de los “churros”, dejan mal parado a los consumidores.
“La verdad es que no hay un perfil definido de consumidores. Aquí llega gente de todo tipo. Jóvenes, universitarios, personas mayores, empresarios. Y no compran tabaco pero sí cosas para fumar yerba”, dice Andrea Reyes.
Además, la encargada del cuidado de la tienda ubicada en las confluencias de la colonia Las Águilas, asegura que hay un auge por la venta de “vaporizadores”.
“El olor de la marihuana es muy escandaloso. Muchos clientes lo que buscan son los vaporizadores porque eliminan casi por completo los olores y no perjudica el efecto”. Sin embargo, hay productos “clásicos”, como los rockets, unas pipas de metal que funcionan para quemar yerba sin la necesidad de hacer un cigarro.
“Lo que está de moda son pipas de cristal. Son más limpias, provocan menos olores y son duraderas”.