Un ecosistema cultural en el corazón de Chapultepec

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Por: Redacción

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Desde 1959, la Casa del Lago es un punto de encuentro para el arte, la música, la literatura y la comunidad. Conversamos con su directora sobre lo que la hace tan emblemática

Ubicada en el Bosque de Chapultepec, con acceso desde Reforma, Casa del Lago es un recinto cultural, un laboratorio de ideas y un vínculo entre la tradición y la vanguardia. En ella se presentan exhibiciones de cine, poesía, música alternativa y hasta talleres para cualquier tipo de público.

Desde sus días bajo la batuta de Juan José Arreola, sigue siendo un referente de las actividades chilangas para todos los gustos e intereses. En esta ocasión su actual directora, Cinthya García Leyva, platicó con + Chilango diario acerca de su trayectoria y sobre lo que hace de este lugar uno de los más activos y con mayor oferta cultural en la capital del país.

¿Cómo ha sido tu camino en el mundo de la cultura y el arte? ¿Qué experiencias crees que más han influido en tu visión como gestora cultural?

Estudié guitarra clásica hace muchos años y luego me fui a Letras Hispánicas y de allí a Literatura Comparada; en esos cruces intermedios he encontrado lo que me apasiona y quizá también lo que mejor sé hacer, que tiene que ver con la gestión cultural entendida como creación, investigación y probablemente también como laboratorio continuo, con un particular interés en el sonido y la palabra.

En la gestión cultural comencé desarrollando actividades tanto académicas como artísticas con un querido grupo de colegas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, el lleom, dedicado a las materialidades literarias; más tarde algunas de nosotras seguimos con un proyecto dedicado a la voz, PoéticaSonora MX, y luego tuve la fortuna de trabajar ya formalmente para el Programa Arte, Ciencia y Tecnologías (ACT). En ese programa no sólo colaboré con artistas, sino también con científicxs, tencnólogxs, filósofxs y un sinfín de perfiles diversos que pusieron en diálogo sus saberes en un proyecto muy nuevo en México por sus características y alcances.

De igual relevancia fue para mí la Cátedra Max Aub-Transdisciplina en Arte y Tecnología que coordiné un poco después: en ambos tuve acceso a diversos espacios tanto privados como institucionales en México y los proyectos que ahí desarrollamos marcaron mi entendimiento de la interdisciplina como un modo de hacer pero también como una política del hacer; horizontalidad de saberes y de capacidades, constelación de elementos (influencias mutuas), adaptación a los espacios, multiplicidad y resonancia: esas palabras son para mí clave. Por supuesto, las clases, el programa de radio que llevo desde hace varios años ya, los viajes y las conferencias me han formado profundamente.

¿Cuál dirías que es el sello que estás imprimiendo en Casa del Lago durante tu dirección?

FOTO POR MARA ARTEAGA

Creo que durante esta gestión ha habido un foco importante en la creación de públicos nuevos, inter-generacionales, aunque con tendencia a un público joven y adulto. Ha habido un impulso nacional e internacional de este espacio y cada vez más constantes colaboraciones con universidades, embajadas, instituciones culturales y académicas tanto latinoamericanas como europeas y algunas asiáticas, pero también con festivales y organizaciones de todo tipo de formato y dimensión.

Es muy emocionante ver los foros llenos semana con semana. Me parece que el crecimiento de públicos que atienden propuestas de arte sonoro, instalaciones, performances, cine contemporáneo, literatura experimental, entre otras disciplinas, va de la mano también con lo que está pasando en general en la CDMX a nivel artístico, y Casa del Lago ha buscado estar en sintonía con esos cambios, manteniendo apertura a propuestas nuevas pero también buscando ser fiel a sus líneas de programación y a un entramado curatorial específico, en un entorno citadino donde cosas relevantes están pasando todo el tiempo.

Ha sido importante también para esta gestión mirar el archivo propio de la Casa y sobre eso construirle recontextualizaciones y nuevas lecturas; por ejemplo, la integración de sesiones sobre pensamiento contemporáneo, incluido el digital. Por otro lado, el Festival Poesía en Voz Alta ha sido un sello anual en el que conjuramos ideas al respecto de la voz en el espacio público, la ritualidad, la dimensión política de la escucha, y me parece que allí hemos creado algo muy particular en cuanto a una curiosidad colectiva que regresa año con año a descubrir lo que es y puede ser la Casa del Lago pero también lo que es y puede ser la voz en alto.

¿Cómo describirías la evolución de este espacio y qué lo hace único?

El carácter interdisciplinario y diverso que tiene Casa del Lago a partir de convertirse en el primer centro cultural extramuros de la UNAM en 1956 ha marcado una historia muy rica en cuanto a vanguardias y posvanguardias se refiere. Por esos jardines y salones han pasado un sinnúmero de artistas y gestorxs de muy prolíficas trayectorias, nacionales e internacionales, con propuestas que hoy en día siguen resonando y haciendo parte de lo que entendemos por contemporáneo en México y Latinoamérica.

A pesar de la vorágine de la CDMX y de la gentrificación de muchos espacios públicos (y con ello reducción de acceso), Casa del Lago sigue siendo un espacio libre y gratuito, con espíritu universitario, en la mejor locación posible, con múltiples propuestas semanales de alto nivel y con un jardín abierto para el (ya muy raro) ocio. Es un lujo de espacio tanto para quienes allí laboramos como para quienes nos visitan. Lo considero un lugar de respiro, todavía posible, en esta ciudad.

¿Qué tipo de público participa en las actividades y qué impacto has notado en la comunidad?

Pensamos que para este lugar hay que hablar de públicos, en plural, porque eso es lo que recibe. Me alegra ver un público fiel desde hace décadas, que sigue acompañándonos ya sea en el programa musical, de exhibiciones o en los cursos y talleres semestrales. También, entre otras cosas ese impulso nacional e internacional del que hablé antes ha provocado que tengamos cada vez más jóvenes en las actividades; hemos visto crecer a nuestras audiencias y siempre es gratificante encontrar nuevos rostros entre el público.

También me parece que es justo hablar de un público especializado o con profundo interés en el sonido, abierto a vivir las apuestas un tanto más radicales, y por último, el público propio del Bosque, que se acerca más en un sentido turístico y descubre esta Casa Histórica en medio de su paseo. Buscamos operar de tal manera y seguiremos intentando que todos estos públicos puedan sentirse cómodos y bien recibidos. Como en la frase que lanzamos en la pandemia, esperamos que la gente encuentre la Casa del Lago como su segunda casa.

¿Nos puedes adelantar algún proyecto, festival o actividad especial que nadie deba perderse?

Recomiendo mucho el Festival Canicas-Música Periférica, que hacemos en colaboración ya por cuarto año, y que en su edición 2025 presenta a tres grandes artistas de la canción contemporánea: la portuguesa Lula Pena y el australiano Peter Milton Walsh (The Apartments) en colaboración con el trombonista mexicano Kunt Vargas. Esto ocurrirá mañana 27 de febrero por la tarde.

Más adelante, el ya anual maratón de Sonideros, en junio, que nos pone a bailar por varias horas seguidas. También recomiendo la nueva exposición de la Sala Resquicio, que a partir de marzo muestra la obra del colectivo guatemalteco Tz’aqat, por primera vez en México, así como la instalación audiovisual The Dream House, en mayo, del legendario compositor minimalista La Monte Young en colaboración con la artista Marian Zazeela y la compositora y artista multidisciplinaria Jung Hee Choi, que también se vivirá por primera vez en nuestro país y en Latinoamérica. Es importante recordar que todas nuestras actividades son de entrada gratuita y libre para todo público.

Un arduo trabajo curatorial

“Hay líneas curatoriales y de programación muy claras sobre las que buscamos trabajar, de allí la selección de gran parte de lo que se ofrece, pero también hemos abierto recepción de propuestas para conocer nuevos proyectos que tienen lo necesario como para poder presentarse allí y que tal vez no podríamos conocer de otra manera. Así que la programación va y viene entre la escucha de lo que nos llega, las alianzas con otras fuerzas culturales y las propuestas propias que estamos haciendo desde hace cinco años”, comenta García Leyva.